Llama el Océano, Pablo Neruda: Analizado por Tomas Vargas

Llama el Océano
Llama el Océano es otro de los muchos poemas del poeta Pablo Neruda, y también es uno de los muchos poemas de Pablo Neruda que hablan y van dedicados hacía el océano o el mar. El hablante lírico de este poema parece ser bastante depresivo y melancólico, por lo tanto el poema no es muy alegre, es bastante decaído y poco motivado o apasionado. Y al igual que en el poema anterior, "El Gran Océano", en este las figuras retóricas no se quedan atrás. Al igual que en "El Gran Océano", señalaré cuatro figuras retóricas. La primera y segunda son una metáfora y una personificación que dice "en qué estación dejé olvidado el mar", y es las figuras nombradas antes porque habla del mar como si fuera una persona que realmente el olvidó en alguna estación de , pero no es posible llevar el mar a una estación de trenes y olvidarlo ahí. La tercera sería una metáfora también porque se refiere al océano como "el libertador" así, "Es el libertador". Y la última es también una metáfora porque se refiere a las olas del mar como su artillería.

Llama el Océano


No voy al mar en este ancho verano
cubierto de calor, no voy más lejos
de los muros, las puertas y las grietas
que circundan las vidas y mi vida.

En qué distancia, frente a cuál ventana,
en qué estación de trenes
dejé olvidado el mar y allí quedamos,
yo dando las espaldas a lo que amo
mientras allá seguía la batalla
de blanco y verde y piedra y centelleo.

Así fue, así parece que así fue:
cambian las vidas, y el que va muriendo
no sabe que esa parte de la vida,
esa nota mayor, esa abundancia
de cólera y fulgor quedaron lejos,
te fueron ciegamente cercenadas.

No, yo me niego al mar desconocido,
muerto, rodeado de ciudades tristes,
mar cuyas olas no saben matar,
ni cargarse de sal y de sonido:
Yo quiero el mío mar, la artillería
del océano golpeando las orillas,
aquel derrumbe insigne de turquesas,
la espuma donde muere el poderío.

No salgo al mar este verano: estoy
encerrado, enterrado, y a lo largo
del túnel que me lleva prisionero
oigo remotamente un trueno verde,
un cataclismo de botellas rotas,
un susurro de sal y de agonía.

Es el libertador. Es el océano,
lejos, allá, en mi patria, que me espera.

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